sábado, 24 de marzo de 2018

Garganta de los Infiernos

Entre el valle de la Vera y el Valle de Ambroz  se abre este profundo valle que surca Extremadura desde el puerto de Tornavacas hasta Plasencia. Le sobran motivos para estar declarado de interés.

Nosotros hoy vamos a recorrer la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos situada en el pueblo que da nombre a todo el valle y surcada por varias corrientes de agua que confluyen en el río Jerte.


Esta Reserva Natural es un buen amasijo de vegetación y fauna que hace aconsejable su visita en cualquier época del año.

La parte más turística de la ruta es la denominada como Los Pilones.

A los que se accede cruzando la garganta por este puente.

Es en esta época de crecidas cuando el agua erosiona el granito formando unas marmitas gigantes.

Los remolinos que se crean van escavando en círculo y dejando el granito pulido.

Lo que en verano es una zona de baño y relax, es ahora un auténtico reto impensable.
La fuerza con la que baja el agua y el ruido que produce te transmiten una sensación especial.

Después de Los Pilones volvemos al bosque encantado en el que con tanta humedad el musgo lo tapiza casi todo.

El agua fluye por todas partes en cascadas que se precipitan desde las alturas.

Para formar torrentes que se van sumando en el fondo de las gargantas.

Caminar por estos valles es un verdadero placer.

Pasamos sobre el puente Sacristán y el refugio de pescadores.

Sobre las ruinas de esta central hidroeléctrica, observar la forma en flecha del muro y la anchura, era el desagüe de la turbina.

Esta es la salida del agua, realmente no son ruinas, nunca se terminó de construir. Los vallejerteños la llaman la Casa de la Luz.

Un poco más adelante teníamos que cruzar la garganta del collado de Las Yeguas, pero la cantidad de agua no lo permitía y nos tocó remontarla, es salvaje.

Bastante más arriba conseguimos cruzarla para seguir la ruta.

Luego cruzamos la garganta que baja del Cerro Carretas por este puente tan pintoresco.

Le escogimos para posar por ser uno de los puntos más lejanos de la ruta.

Remontamos la otra ladera y volvimos a pasar al valle por el que discurre la garganta de Los Infiernos.

Esta la cruzamos por el Puente Nuevo, o puente de Carlos V. Por aquí cruzó en su viaje desde Laredo a Jarandilla de la Vera.

Parece un milagro que no se caiga, apoyado en una piedra que en su mitad pasa el agua por debajo.

Desde aquí remontamos a la parte alta de la garganta y volvimos hacia el punto de partida por buenos caminos. Los cerezos están esperando sus quince días de gloria para teñir de blanco todo el valle, yo, el placer de comer sus cerezas.

Lo bueno de hacer esta ruta en este tiempo es la cantidad de agua que corre por sus gargantas, que los árboles no te impiden ver el bosque, que a través del bosque se trasparenta todo el paisaje.

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