martes, 13 de junio de 2017

El Cilindro de Marboré

Recorrer el valle de Ordesa es siempre una sensación maravillosa, esta vez comenzamos al mediodía con un calor de justicia, por eso sólo me voy a fijar en el agua que en esta época se hace muy presente durante todo el recorrido.

El frescor de las gotas que el viento roba de las cascadas, el eterno ruido al precipitarse por el profundo desfiladero.

La majestuosidad de la Cola de Caballo, la inmensidad de arroyos que se precipitan de un lado y otro, las muchas surgencias que brotan en el suelo, confluyen en las praderas de Soaso,  para fundirse y formar el río Arazas.

Aquí termina el recorrido turístico, y remontamos el farallón por las clavijas de Soaso.

Vamos dejando el valle de Ordesa en las profundidades.

Y nos encontramos de frente la Punta de las Escaleras y a su izquierda el Cilindro de Marboré, nuestro objetivo.

Cuando llegamos al refugio de Goriz comprobamos que lo están ampliando.

Después de acomodarnos y cenar disfrutamos del atardecer, el sol se escondió detrás del Taillón y los Gabietos, el cielo se pintó de los colores que auguran un buen amanecer.

Por la mañana el Cilindro amaneció envuelto en algodones, pero el sol que entraba por Pineta ya le estaba prendiendo fuego.

Al poco rato los primeros rayos se estrellaban en el Casco de Marboré, el Taillón y los Gabietos.

Nosotros ya habíamos dejado atrás el refugio y remontábamos el Barranco de Goriz.

El camino no es muy complicado, pero el desnivel es constante.

Algún tramo es más relajado, entre los escalones que forman el barranco.

El Cilindro ya está perfectamente iluminado y el sueño cada vez más cerca.

Estas escaleras son un poco altas, los glaciares no tenían compasión con nosotros.

Pero en cada una ganamos perspectiva para contemplar un horizonte cada vez más profundo.

Ahora atravesamos la “ciudad de piedra”, un caos de bloques enormes.

Aquí ya superamos los 2700 m, la nieve ya casi es constante. A nuestra espalda la Punta de las Escaleras.

Las piedras se alinean con nosotros y ya anuncian la victoria.

Nos sentimos animados para afrontar la última rampa antes del Lago Helado.

Estamos a 3000 m. y el Monte Perdido ya nos muestra su camino de subida, una pala de nieve de 300 m.

El Cilindro hace lo mismo, pero su pala solo tiene 200 m., las dos son más inclinadas de lo que parecen en estas fotos.

Nos ponemos los crampones, sacamos los piolets y nos metemos en faena. La nieve está bastante blanda y exige mucha atención.

Poco a poco el lago se va quedando abajo.

Y el Monte Perdido va pareciendo el que recordamos.

Primero coronamos el Pitón SW del Cilindro 3194 m. Desde aquí es el único sitio de toda la ruta que veo el refugio de Goriz.

La arista NW con el Nudillo del Monte Perdido, la Brecha y el Dedo es una ruta difícil para coronar el Monte Perdido.

Desde el Pitón se contempla bien la chimenea que tenemos que trepar para subir al cilindro.

Luego recorremos la arista, en algunos sitios bastante aérea, pero con sitio de sobra.

Pasamos sobre el Lago Helado y resquilamos el último escalón que nos deja en la cumbre.

El Cilindro de Marboré nos estaba esperando y nos recibe con flores.

Desde la cima ya contemplamos el glaciar de la cara Norte del Perdido.

El Balcón de Pineta, el Lago Helado de Marboré, la brecha de Tucarroya.

Los Astazus.

El Pico de Marboré y de fondo el Vignemale.

La Espalda del Marboré, los Picos de la Cascada, la Torre, El Casco, el Taillón, los Gabietos… un amasijo de cumbres difícil de identificar desde aquí, la niebla ayuda a no intentarlo…

Y nosotros bailando de contentos sobre el Cilindro.

En esta cumbre tantas veces soñada quiero hacer este gesto de homenaje a Mila, luchadora  incansable. Quemamos la energía que nos sobra, yo subiendo montañas y ella corriendo carreras, quemamos la energía que nos sobra para encender nuestros sueños, para mantener encendido el faro que alumbra nuestro camino.

Luego fuimos desandando la arista con cuidado para no romper el sueño.

Y la chimenea nos la rapelamos para evitar resbalones inoportunos.

En lo que descendemos el corredor de nieve se metió la niebla y bajó mucho la temperatura, para recordarnos que a 3000 m. puede ser invierno en verano.

La nieve se va fundiendo muy deprisa, formando ríos y cascadas por todas partes.

Nuestra amiga la marmota disfruta de la primavera tumbada al sol.

Y comiendo hierba y brotes por las praderas.

Nosotros poco a poco descendemos a la tranquilidad del valle.

Para hacer noche de nuevo en Goriz.

1 comentario:

  1. Excelente relato y fantástico lugar. Como disfrutas, Goyo! Un abrazo

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