sábado, 8 de octubre de 2016

Pico Mahón

Partimos desde Puebla de Lillo, en leonés Pola de Lillo. De nuevo por las tierras leoneas del Porma para seguir disfrutando de sus paisajes, enclavados en el Parque Regional de los Picos de Europa.

El esplendor del otoño aún no ha llegado, pero la fuerte sequía colorea el paisaje con pinceladas otoñales que enaltecen los sentidos.


La ruta empieza por el PR LE28 que nos lleva al bosque de La Cervatina y está perfectamente señalizado.

Todo el perímetro de los bosque de hayas está repleto de Serval de Cazadores (Sorbus aucuparia) que necesita del sol para fructificar y le aporta al paisaje una gran belleza.

A pesar de la fuerte sequía están repletos de frutos, la despensa necesaria para muchas especies cuando el frió lo arrase todo…

Al fondo vemos la ante cima del Pico Mahón y la inmensidad de bosques que nos esperan.

El camino es una pista muy cómoda por la que la única preocupación es disfrutar de los hayedos maravillosos por los que discurre.

En el bosque de La Cervatina predominan las hayas, pero el rey es el tejo (Taxus baccata) como este ejemplar centenario y de gran belleza.

Taxus viene de tóxico, o más bien al revés. Sólo el anillo rojo es comestible y también lo aprovechan los pájaros como alimento invernal.

Y embelesados con el bosque aparecimos en el collado de Ferreras, buen sitio para comer algo disfrutando de las vistas.

 Desde el collado se puede subir a derecho, pero para evita el piornal, remontamos hacia la derecha para meternos en el bosque y remontar por el los 300 m. que nos quedaban.

Ya fuera del bosque el piornal es más escaso y de menos altura.

Las vistas ya son muy buenas, a pesar de la bruma se ve sobre los montes de Riaño el Espigüete.

Poco a poco la vegetación va dejando sitio a la piedra.

Y por un corredor oblicuo vamos remontando hacia la cumbre.

Y al final se estrecha, menos mal, ya nos sentimos montañeros…

Alcanzamos la cumbre del Pico Mahón, humilde con sus 1826 m. pero un mirador excepcional para los valles del Porma y El Curueño.

El descenso lo hacemos hacia la Collada de Tolibia donde cogemos un sendero que a media ladera nos baja hacia las praderas de la Sierra del Arbejal.

Aquí giramos a la izquierda y nos metemos de nuevo en el bosque. Nada más entrar está el restaurante.

Por el bosque se baja sin senda, por una fuerte pendiente.

El paisaje vuelve a ser embriagador.

La alfombra de hojas, las hayas, los tejos… 

El bisabuelo de todos los tejos…

Abajo nos toca cruzar el arroyo Rebueno y por la otra orilla seguimos un poco hasta encontrar de nuevo la pista.

Ya sin problemas volvemos por ella de nuevo a Puebla de Lillo.

Las mariquitas dicen que dan suerte y tienen siete puntos, esta dará el doble, que tiene catorce…

No hay comentarios:

Publicar un comentario