sábado, 25 de junio de 2016

Camino de los Infiernos

No había salido el sol, el Argualas y el Garmo Negro seguían entre sueños, pero yo no quería perderme nada, el sábado tenía que ser intenso.

Quería ser testigo de cómo los primeros rayos de sol rozaban con ternura los picos para instaurar el nuevo día, nuestro día, mientras la cascada del Argualas se precipita hasta Panticosa.