sábado, 26 de abril de 2014

Alto de La Cañada

Volver a las tierras de Babia es siempre un verdadero placer, recorrer sus caminos es descubrir una forma de ser y de vivir.



Una forma de estar en armonía con la naturaleza que no deja de impresionarme, quizás me recuerda algo que viví en otras partes...




Empezamos nuestra ruta en Riolago, remontando el arroyo de Riolago hasta que encontramos este puente para cruzarlo, un poco más adelante se divide en dos, entonces decidimos remontar el arroyo de la Señal.


Creo que tuvimos la suerte de que llovía, estos rincones siempre son bonitos, pero con el brillo de la lluvia cobran un color excepcional.



Incluso ellos parecía que se habían peinado para recibirnos. Estaban majestuosos...

 
Nos agradecieron nuestra visita, nosotros también les dijimos que estábamos encantados de compartir con ellos sus praderas.
 

Por este arroyo remontamos hasta la cascada de Bartolo, en esta época con mucho agua.

Las salamandras tampoco querían perdérselo y salieron a dar un paseo por esta hierba tan fresquita.


Seguimos remontando el arroyo, mas por dentro que por fuera, bajaba agua por todas partes.


Y por fin llegamos a los lagos del valle, un rincón que trasmite tranquilidad y muy bueno para comerse el bocata, si miras para arriba te entra hambre.


Con los deberes hechos nos pusimos manos a la obra y atacamos a la pendiente con ganas.


Por estas alturas queda mucha nieve, y nos tocó superar una buena loma con una buena visera.
 

Una vez alcanzada la arista pudimos divisar la braña por la que bajaríamos a la vuelta.


El cielo empezaba a despejarse, y comenzó el repaso de las cumbres que se descubrían ante nosotros.
 

La majestuosidad del macizo de las Ubiñas se asomó a saludar.
 

Y siguiendo el cordal la primera de las cumbres del día, el pico de La Ferrera.


Otro esfuerzo y haríamos cumbre. Juan Carlos va de tapado como si esto fuese todo...
 

Desde la cumbre contemplamos este cordal tan chulo, pero sin ser conscientes de lo que suponía.


Yo creo que estábamos abobados contemplando ahora el Montihuero y la Peña Orniz.




Nos pusimos a bajar y en poco tiempo estábamos en nuestro objetivo, el Alto de la Cañada, la gente ya iba pensando en comer, pero no...


Para abajo, que sopla mucho el aire y con esa disculpa nos hacemos otra cumbre sin nombre, pero que también pasaba de los 2100


Una mirada atras para contemplar el Alto de la Cañada mientras buscábamos un abrigo para comer.
 


Después de comer, para ir asentando el bocadillo, hacemos cumbre en el Rabinalto y Juan Carlos nos explica que el fue hasta la peña que se ve al fondo y que luego subió al pico no se cuantos y que bajó por...
...Creo que ya no le escuchábamos, nos dolían las piernas.



Pero tampoco teníamos muchas alternativas, ya nos había metido en el fregado y lo mejor era aclararlo todo bien para que no queden manchas.



Lo cierto es que fue la parte mas bonita de la ruta y el tiempo acompaño mucho para mitigar el esfuerzo.


Entre el cansancio y la belleza íbamos demorando la bajada, no queríamos que se terminara este placer.



Y sin darnos ni cuenta, ya estábamos otra vez subiendo, esto era un sin vivir, un sin parar de disfrutar, un no hay quien lo entienda, si no se hace montaña.
Por fin la última, Peña Arenera, si Juanca no dice lo contrario...


Desde la cumbre contemplamos el Cornón de Peñarubia mientras recordamos la excursión del año pasado.
 

Una posada para los paparachis, y...


Comenzamos la bajada definitiva, ahora ya estamos seguros que esta fue la última.


La mirada puesta siempre en lo recorrido, es un placer que nos alivia, que nos convoca para la próxima.
 

El bálsamo de los heridos, la droga de los enganchados...


A pesar de lo que ha llovido, la nieve estaba genial, por encima blanda, pero firme debajo para caminar a gusto.


Tras un descenso apoteósico, en continua lucha con el agua, llegamos a la braña que veríamos a la subida desde la arista. 
Toda la bajada contemplando la Ubiña. No nos mires, que ya no nos quedan fuerzas...


La última mirada para atras...


Si al subir fueron los caballos, al bajar pastoreamos las vacas. Que buen contacto con el medio.


A medida que se abre el valle, mejora la vista del macizo de las Ubiñas.


Y lo que empezó en un día casi de invierno, termina en un magnífico día de primavera, a Misael creo que le gustaría tener ese cerezo en su huerta...


Pasar por Huergas de Babia y no visitar el Moriscal para saludar a Pepe sería casi delito...
Paramos a tomar café como siempre y Juanca le encargó para la vuelta unas sopas de ajo de las que hace con tanto acierto y cariño su padre.
Nos comimos las sopas y nos tomamos unas cervezas, que se empeñó en pagar Juanca por su cumple y a la hora de pagar nos dijeron que las sopas eran de tapa...
Ole la promoción de Babia que hace Pepe, me quito el sombrero ante personas tan implicadas en su tierra...




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